Cristina Mallén Giménez
Hace más de diez años que acudí por primera vez a la consulta de Pilar por un tema de dermatitis de mi hija de cuatro años. Yo era novata en el tema de la homeopatía y gran desconocedora y algo escéptica. Su trato desde el primer momento fue tan cercano y humano que me hizo cambiar de opinión sobre la medicina homeopática, pero lo mejor fueron los resultados de la dermatitis, que tras años visitando especialistas y con tratamientos y cremas de todo tipo no habíamos mejorado nada hasta llegar a dar con Pilar.
En cada una de las visitas te dedica todo el tiempo del mundo, no importa lo que pase fuera de su consulta porque todo se centra en escucharte y atenderte con miles de preguntas para un diagnostico eficaz.
A partir de esa primera visita vinieron muchas más, se ha convertido en nuestra médica de familia, ayudándonos y resolviendo desde problemas sin importancia como un pie de aleta, piojos, granos de adolescencia o dermatitis nerviosa por exámenes hasta otros problemas algo más complicados como problemas de garganta, cistitis, insomnio, jaquecas, angustia…
Aparte de la atención en la consulta, el seguimiento a través de mail o teléfono te hace sentirte en todo momento escuchada y atendida, ofreciéndote siempre una rápida respuesta pero lo que más te ayuda es el cariño que te da, uno sale de su consulta pensando que puede con todo y que superará cada uno de los pequeños o no tan pequeños problemas que nos encontramos. En estos tiempos a veces tan duros no es fácil encontrar con personas así, que aman su trabajo, profesionales, que saben escuchar pero sobre todo que te dan la fuerza y energía para seguir adelante.